martes, 31 de marzo de 2015

Goteo solar: úsalo para regar tus plantas

Este sistema de riego se llama “Kondenskompressor” o “goteo solar” y es una técnica que produce agua destilada con radiación solar. Su funcionamiento es simple: gracias al calor del sol, este sistema atrapa la humedad del suelo y la que se genera entre las paredes al evaporarse el agua en su interior, luego esta humedad se condensa y cae en forma de goteo nuevamente a la tierra; por la noche también puede recoger el rocío.

Para fabricar uno en casa sólo necesitas algunos materiales fáciles de encontrar y ya tendrás un riego ecológico mucho más eficiente que los sistemas tradicionales –reduce el consumo de agua en hasta 10 veces–.

Para empezar necesitarás:

  • 1 botella plástica de 5 L
  • 1 botella plástica de 1 o 2 L
  • Tijeras
  • Agua

Primero corta la base de la botella de 5 L y en su interior coloca la botella pequeña, que deberás cortar por la mitad (utiliza la parte de la base). Sitúa la botella pequeña sobre la tierra llena de agua (puede ser agua de la llave o de mar). Ahora coloca sobre ella la botella grande. La posición de ambos envases debe permitir que al abrir la tapa de la botella grande puedas verter agua en la pequeña en su interior.


El Kondenskompressor debe ir junto a la planta que quieras que reciba el goteo y es recomendable colocar alrededor del sistema hojas secas o paja para mantener la humedad del suelo y conseguir que sea mucho más eficiente al evitar que se evapore el agua que queda. El agua que produce el KondensKompressor no tiene sal, ni nitratos ni otros contaminantes, por lo que se puede incluso usar para desalar agua marina; esta técnica podría ayudar a los agricultores con menos recursos a aumentar la eficiencia de sus cultivos.

El mantenimiento de este sencillo sistema de riego sólo requiere de la reposición de agua en la botella pequeña cuando sea necesario, así como limpiar de malas hierbas que pudieran haber brotado en el interior de la botella principal.

lunes, 30 de marzo de 2015

Diez maneras de ser ecológico y ahorrar dinero

Ser ecológico y ahorrar dinero pueden ser cosas sinónimas, pero también antónimas. Si por un lado sostenibilidad ambiental y ahorro suelen ir de la mano, por otro, el mercado está ojo avizor, siempre atento a todo lo que puede convertirse en negocio, y muchos de los productos ecológicos que se comercializan no son baratos, precisamente.

En este post de damos diez ideas para ser más ecológico de un modo sencillo y, al mismo tiempo, ahorrar un dinero que, sin ser un pastizal, puede venirte muy bien para que controlar tu presupuesto. A largo plazo, sin embargo, si realizamos un conjunto de gestos eco-amigables de forma regular podemos llegar a ahorrar o, lo que es lo mismo, a evitar gastar mucho dinero.

Actividades verdes que salen a cuenta


1. Cultivar un huerto orgánico: La satisfactoria experiencia de cuidar y ver cómo crecen los vegetales, así como de comerlos, libres de pesticidas y otros productos químicos, es una manera de tener una vida más saludable y ahorrar dinero contante y sonante.

2. Disfrutar de la naturaleza: Disfrutar del tiempo libre con un concepto de ocio distinto, lejos del consumismo, es apostar por la sostenibilidad y por un estilo de vida más auténtico y económico. Las ideas son casi infinitas, desde dar un largo paseo por espacios naturales, practicar senderismo, volar una cometa a la orilla del mar, en la montaña o ir de picnic, tender una manta o mantel en sobre la hierba o debajo de un árbol y leer o simplemente relajarnos, ir de camping…

3. Abandona el consumismo: También ahorrarás mucho si simplificas tu vida, tus deseos y necesidades. En realidad, podemos vivir con mucho menos de lo que imaginamos, y sin renunciar al confort y bienestar. Simplemente, se trata de cambiar de mentalidad y no dejarse arrastrar por el ansia de comprar y consumir de forma compulsiva.

4. Súbete a la bicicleta: La movilidad sostenible es una opción que sale económica y es saludable. Puedes usarla para ir al trabajo, para hacer trayectos cortos en tu día a día y también para disfrutar de paseos maravillosos en un entorno natural.

5. Hazlo tú mismo: La regla de las tres erres de la ecología (reciclar, reutilizar y reducir) son tres mandamientos verdes interrelacionados. En cuestión de unas pocas semanas formarán parte de tu vida. El reciclaje creativo engancha, pero las tres cuidarán de tu bolsillo a corto y largo plazo.

6. Aprovéchalo todo: Intenta cocinar lo justo, y si te sobra comida, aprender a reutilizarla, eso sí, siempre respetando las mínimas normas de higiene. Aplica esta misma lógica a las cosas, no sólo la comida. De nuevo, cambiar el chip mental es el secreto del éxito.

7. Aprovecha las ventajas de la economía colaborativa: Presta, comparte, intercambia productos y servicios. Ayudarás al planeta y tu bolsillo te lo agradecerá. Los ejemplos son muchos: comparte tu coche, prescinde de él y alquílalo sólo cuando sea imprescindible, cambia tus cultivos orgánicos por clases de inglés, por un corte de pelo, por otro tipo de vegetales que tú no produzcas…

8. Gestos eco-amigables en el hogar: Los consabidos ahorros de agua y luz, en cualquiera de sus variantes (tender la ropa en lugar de usar la secadora, hacer un uso sostenible de la lavadora, evitar el consumo vampiro, aprovechar la luz natural, regar las plantas con agua de lluvia, ducharse en lugar de bañarse, etc.) es una manera de ahorrar energía y agua que reducirá las facturas.

9. Come menos carne: Si no quieres hacerte vegetariano, reducir el consumo de carne puede mejorar tus cuentas y también tu salud. Además, colaborarás a frenar el cambio climático y la tortura animal.

10. Pásate a la jardinería orgánica: Si mantener tu jardín te cuesta un buen dinero, haz tu propio compost, fertilizantes y plaguicidas, planta especies autóctonas, que no requieran riego intensivo y sean duraderas y en suma, apuesta por la jardinería bio.

Fuente: www.ecologiaverde.com/

Documental Guerrero de la basura

Michael Reynolds es un arquitecto norteamericano que, preocupado por el medio ambiente y por innovar en el diseño, decide implantar una casa completamente sostenible y que perjudique lo menos posible al medio ambiente.


Campus ecológico de Google

Google se alimenta de tecnologías de vanguardia, y gracias a ellas ha conseguido ser el gran gigante de internet. Sin embargo, la vuelta a lo natural, a la simplicidad, está empezando a formar parte de su política en el diseño y construcción de sus oficinas.

Además de sus inversiones en energías renovables en los últimos años para alimentar sus elefantíacos y voraces servidores, Google acaba de presentar su nuevo proyecto, denominado Google North Bayshore, un increíble complejo en el que albergará sus oficinas.

Invernaderos ecológicos

¿Oficinas, centro de ocio, una ciudad ecológica? Todo eso, y mucho más, busca ser esta macro estructura, un campus diseñado con el objetivo de constituir un complejo ideal para el trabajo, el esparcimiento y el disfrute de un entorno natural, en el que se utilicen los recursos naturales para climatización, iluminación y aprovechamiento de las energías renovables.


Mountain View, en California, es el lugar elegido para ubicarlo, en un terreno rodeado de zonas verdes. La idea es que el complejo se integre con éstas, de tal manera que se consiga una armonía paisajística y un mínimo impacto ambiental.

La filosofía de la compañía es conseguir nuevos logros no sólo a nivel digital sino también en la construcción sostenible. Su concepto de arquitectura bioclimática intenta reducir al máximo las barreras entre los edificios y la naturaleza. Así lo explican desde Google:

En vez de construir edificios de hormigón inamovibles, crearemos estructuras similares a bloques ligeros que se pueden mover con facilidad en la medida en que invirtamos en nuevas áreas de productos. Grandes marquesinas traslúcidas cubrirán cada sitio, controlando el clima dentro del complejo y al mismo tiempo dejarán entrar la luz y el aire del exterior. Con árboles, jardines, cafés y ciclovías abriéndose paso entremedio de las estructuras, buscamos disminuir la distancia entre nuestro edificio y la naturaleza que nos rodea.

Innovación, apertura y sostenibilidad

Los profesionales elegidos para su creación, el arquitecto Bjarke Ingels y el diseñador Thomas Heatherwick, recibieron una triple consigna muy clara: innovación basada en la apertura, la sostenibilidad y la comunión con la naturaleza.

No es casualidad que se haya elegido Sillicon Valley para levantar este innovador espacio. Con ello, Google busca lanzar un mensaje verde interesante, pues el mismo lugar donde arrancaron el motor de la innovación en el desarrollo tecnológico, alcanzando la economía global, quieren ahora conseguir logros en el terreno de la ecología. “Es por esto que nos propusimos crear un entorno con espacios adaptables e inteligentes y pretendemos generar nuevos espacios para que la gente pueda disfrutar”, explica Ingels.

Un entorno abierto al público

Los estacionamientos dejarán de ser los protagonistas indiscutibles, como ocurre actualmente en las instalaciones de Google y de la gran mayoría de las empresas. Su protagonismo lo cederá a los carriles bici, a las plazas, a las zonas con árboles, jardines, invernaderos ecológicos con forma de cúpula que propiciarán la biodiversidad, espacios donde hacer ejercicio, donde disfrutar de la naturaleza mientras se descansa y también cuando se trabaja.


Adiós al hormigón, al cemento, a los ladrillos, y hola a estructuras compuestas por ligeros bloques rodeados de naturaleza, que podrán cambiar su ubicación si fuera necesario.

Un lugar de trabajo y de ocio, y no sólo para los trabajadores sino para cualquier persona que quiera huir del mundanal ruido. Con ello, Google quiere demostrar que la tecnología, la innovación y el desarrollo son compatibles con la naturaleza y el cuidado del medio ambiente. Un buen modo de compensar, aunque sólo sea en parte, las tremebundas emisiones de carbono que producen sus gigantescos servidores, así como otros muchos de los inventos de tecnología de vanguardia en los que invierten grandes sumas de dinero.

Fuente: www.ecologiaverde.com/

jueves, 12 de marzo de 2015

¿Se puede regar con agua de mar?

Irrigación con agua del mar

Al parecer sí, y no hablamos de agua de mar tratada y purificada, sino de agua marina tal cual se la encuentra en estado natural.

Según las Naciones Unidas, actualmente 783 millones de personas no tienen acceso a agua fresa y casi 2 mil 500 millones no pueden acceder a una sanitización adecuada. Es por esto que el Banco Mundial, ONGs, activistas, y casi todo el mundo, consideran a la escasez de agua como el mayor problema que enfrenta la humanidad. Sumémosle como dato que la mayor cantidad de agua que hay en el mundo es agua de mar, por lo que poder utilizarla en la producción de alimentos sería un salto muy importante para la historia de la humanidad.

No es nuevo que se trate de potabilizar el agua marina, de hecho el 70% del agua potable de Arabia Saudita corresponde a agua salada procesada. Pero hay que tener unos bolsillos abultados -como los Ricos Saudíes tienen- para poder financiar ese tipo de procesos que por otro lado dejan desechos nada de buenos.

Ante esta realidad, a un agricultor y un par de científicos holandeses se les ocurrió hacer el proceso inverso, y en lugar de tratar de adaptar el agua a los alimentos están buscando que los alimentos se adapten al agua salinizada.

Lo concreto es que Marc van Rijsselberghe, un agricultor orgánico de 59 años, de la región norte de Holanda, junto a dos científicos, Dr. Arjen de Vos y Dr. Jelte Rozema, han creado una papa capaz de crecer con agua de mar diluida.

Este descubrimiento está en su primera fase, lo han logrado en la granja de Marc, pero el proyecto aspira a probarlo en diferentes regiones del mundo para saber si es posible en regiones menos favorables. Semillas de esta papa han sido llevadas a Paquistán, donde su éxito dependerá en si pueden adaptarse al clima asiático o no.

Una de las inquietudes fundamentales que tiene la gente, una vez conocida esta noticia, es si los tubérculos absorben la sal en cantidades que podrían afectar la salud de las personas que los consumen. Al respecto, los médicos del equipo de van Rijsselberghe, señalan que una persona se tendría que comer muchos kilos de esa papa para que eso suceda. Además, añaden que la mayor parte de las veces la sal del agua se queda retenida en las hojas de las plantas.

Lo cierto es que no todos están tan eufóricos, para Glenn, Brown y O’Leary, quienes fueron pioneros en este tipo de agricultura, hay que ser cuidadosos en reivindicar el uso del agua de mar en la agricultura porque la que se usa en esta experiencia no es pura. Como se sabe, estos investigadores presentaron una experiencia similar en 1998 con una planta halofita que crece en agua salina, pero concluyeron que no estaba lista para un desarrollo comercial. Por ello, temen que este esfuerzo holandés sea solo anecdótico y no esté en capacidad de ser viable económicamente.

Estas críticas parecen no quitarle el ánimo a Van Rijsselberghe que le gusta la idea de ser visto como un empresario que crea valor que puede ser útil incluso para resolver los problemas propios de Holanda con el agua y su forma de producir alimentos.

Los investigadores además están probando con otros cultivos. Ya han probado con fresas salinas que sabrán dulces y no muy saladas a pesar de ser cultivadas con agua de mar. Otra cosa que dijo el agricultor que puede llevarse a cabo en un futuro, es pasto salino, que puede ser regado sin la necesidad de desperdiciar agua dulce.

Por Damián Morais

Fuentes: Sudeste Agropecuario, AGRICULTURERS, Agroalimentando y Proexpansion.